Espero los blancos amaneceres desde esta habitación sin ventanas, pensando, meditando, creyendo que el día se fuga como los mosquitos en la mañana.
Prender un cigarro no resuelve nada, pero me da un receso efímero para dejar de razonar y enfocarme en el humo levitante de este solsticio incandescente.
Erradicar las páginas resonantes de mi cuaderno no sirve de nada, quisiera borrar o tal vez olvidar.
Durante mucho tiempo creí que olvidar es simplemente reprimir lo que alguna vez nos hizo sufrir. Pero que se yo? Tan solo soy una joven con complejo de inmortal, paseándose por un mundo lleno de caos y desesperación.
Es tan difícil suponer teorías sin haber transitado por estas tierras esotéricas; Sin poder poseer el entendimiento del método socrático o la dialéctica de Hegel.
¿Qué hacer si nos creemos dioses antes de tiempo?
Antes de haber caminado junto al tranvía, verlo pasar, y no haber fijado la mirada en las piedras exclamado su libertad, saltando para escapar de esos rieles llenos de represión.
¿Qué hacer cuando somos jóvenes creyéndonos dioses antes de tiempo?
Dedicado a Renato Manuel Franco Rodríguez.

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