Curiosa neblina,
asimilas una manta transparente,
modificas las ecuaciones de mi mente.
Desiertos blancos bailan al compás de un barullo;
Bullanga tras bullanga, este ruido silencioso no para.
Ya no se más si esto es un espejismo real,
o un realismo ideal.
Hacer de un lugar extraviado una morada,
pertenecer a aquel sitio perdido en la nada.
De ladrillo a chimenea, de madera a paredes,
he encontrado donde habitar,
he encontrado mi refugio en la complejidad.
Ven a mi hogar de neblina infinita,
aquí se respira ilusión.
Ven a mi casa habitante sin horizonte
aquí encontrarás otra dimensión.
Los sueños en esta tierra persisten,
el equívoco dolor humano no existe.
Ven a mí sin miedo.
Ven a mí ser interestelar.

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